|| Eurosalud | Enfermedades : : Trastornos de la conducta alimentaria: Bulimia II
A veces, únicamente se los practican durante el fin de semana o al quedarse solos, pero si el cuadro está muy avanzado, no importa el día ni la hora. Estos episodios, sobre todo al principio, suelen desencadenarse ante situaciones que crean malestar, ansiedad, estrés, aburrimiento, apatía, tristeza, desánimo o para hacer frente a una situación no deseada o para posponer una tarea ingrata. En ocasiones, el atracón se prepara acumulando comida, con compras masivas y otras, surge de manera imprevista, ingiriendo cualquier alimento, cocido o crudo, descongelado, sin cocinar, sin saborear y sin gusto, deprisa, con los dedos, atiborrándose. Todo se realiza con un cierto matiz de animalidad y primitivismo, de una manera sucia, desordenada y algo salvaje, como si se perdiesen los refinamientos propios de la educación y la cultura, con gran tensión, en estado casi de despersonalización, en trance, de manera que, si se interrumpe a la persona bulímica en plena orgía devoradora, puede llegar a mostrarse irritable y violenta. Durante el atracón no se come porque se tenga hambre o apetito; a menudo, la comida no es atractiva e incluso puede llegar a ser repugnante. Se pierde el placer de comer, degustar y saborear, aunque se sabe la diferencia entre lo que es un atracón y lo que es comer mucho. La persona bulímica ingiere lo que no se permite normalmente, lo que más teme: tartas, helados, dulces, galletas. Suelen ser comidas fáciles de tragar y también de devolver. El peligro está en empezar. El atracón puede durar horas o días y el final acontece por cansancio físico, por acabarse la comida, o por sentirse mal, con náuseas, dolor abdominal y malestar general. ...
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