La Disentería Bacteriana o Diarrea con Sangre
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La disentería es el resultado de la inflamación y la hinchazón dentro de las paredes intestinales, lo que hace que los alimentos y el agua sean absorbidos de manera inapropiada, conduciendo a la diarrea.
La disentería bacilar es un tipo de disentería, y es una forma grave de shigelosis. La disentería bacilar está asociada con las especies de bacterias de la familia Enterobacteriaceae.
Causas y factores de riesgo
La disentería bacteriana es más comúnmente causada por el consumo de alimentos o agua contaminados. Los tipos más comunes de bacterias que pueden causar la disentería son Salmonella, E. coli, Shigella y Campylobacter.
Es especialmente común entre las personas que viajan a países subdesarrollados, en estos casos, a menudo se denomina la diarrea del viajero.
Los alimentos pueden contaminarse como consecuencia de la falta de higiene durante la preparación, las bacterias se propagan de las manos sin lavar o utensilios a la comida. Los alimentos también pueden contaminarse por estar elaborados con agua de pozo sin tratar. Los alimentos que contengan mayonesa o huevos o carnes crudas o mal cocidas pueden contener bacterias, especialmente si se les permite permanecer a temperatura ambiente por períodos prolongados, lo que favorece la formación de bacterias.
La disentería bacteriana hace que los pacientes desarrollen diarrea. Los pacientes también pueden desarrollar calambres y dolor abdominal. Otros síntomas gastrointestinales comunes incluyen náuseas y vómitos. Algunos tipos de infecciones bacterianas pueden causar la presencia de sangre en la diarrea, que aparecerá ya sea en forma de líneas de color rojo brillante en las heces o puede causar que las heces se oscurezcan y semejen alquitrán. La fiebre es un síntoma común.
La complicación más común de la disentería bacteriana es la deshidratación. Esto es debido a que la diarrea puede causar una cantidad peligrosa de pérdida de fluido.
Diagnóstico y tratamiento
Por lo general se puede diagnosticar mediante el cultivo de bacterias de las heces.
El tratamiento a menudo comienza con una rehidratación oral, si es necesario, se pueden prescribir antibióticos.
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