Asma
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El asma es la enfermedad inflamatoria crónica común de las vías aéreas caracterizada por síntomas variables y recurrentes: la obstrucción del flujo de aire reversible y el bronco espasmo. Aunque el asma puede comenzar a cualquier edad, la mayoría de los adultos que la padecen la desarrollan cuando son niños. Más niños que niñas se ven afectados, pero en los adultos, el asma es más común en las mujeres.
Los ataques severos de asma pueden poner la vida en peligro si no se les da tratamiento médico inmediato.
Los síntomas son: tos con o sin esputo (flema), retracción de la piel entre las costillas al respirar (tiraje), dificultad para respirar que empeora con el ejercicio o la actividad, pulso rápido, respiración sibilante, ansiedad severa debido a la falta de aliento, sudoración, dolor y opresión en el pecho.
Causas y factores de riesgo
El asma es causada por la inflamación en las vías respiratorias. En las personas sensibles, los síntomas de asma pueden desencadenarse por la inhalación de sustancias que causan alergias, llamadas alérgenos o desencadenantes. Los desencadenantes comunes del asma incluyen: animales (pelos de mascotas o caspa), polvo, cambios en el clima, más a menudo con el clima frío, productos químicos en el aire o en los alimentos, ejercicio, moho, polen, infecciones respiratorias, como el resfriado común, emociones fuertes como el estrés y, el humo del tabaco.
La aspirina y otros medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINES) provocan asma en algunos pacientes. Muchas personas con asma tienen antecedentes personales o familiares de alergias, como fiebre del heno (rinitis alérgica) o eccema. La mayoría de las personas con asma tienen ataques separados por períodos sin síntomas. Algunas personas tienen dificultad prolongada para respirar con episodios de incrementada falta de aliento. Las sibilancias o la tos pueden ser indistintamente el síntoma principal.
Diagnóstico y tratamiento
Las pruebas de alergia pueden ser útiles para identificar los alérgenos en personas con asma persistente.
Otros exámenes: Radiografía de tórax, gasometría arterial, pruebas de función pulmonar.
El objetivo del tratamiento es evitar las sustancias que desencadenan los síntomas y controlar la inflamación de las vías respiratorias.
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