Síndrome de Reiter (artritis reactiva)

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La artritis reactiva (síndrome de Reiter o artritis de Reiter), está clasificada como una condición autoinmune que se desarrolla en respuesta a una infección en otra parte del cuerpo (reactividad cruzada). Entrar en contacto con las bacterias, y el desarrollo de una infección, pueden desencadenar la enfermedad. El síndrome de Reiter tiene síntomas similares a varias condiciones conocidas colectivamente como la artritis. En el momento en que el paciente presenta síntomas, a menudo la infección desencadenante ha sido curada o está en remisión en los casos crónicos, lo que dificulta determinar la causa inicial. Tríada de síntomas: una artritis inflamatoria de las articulaciones grandes (incluyendo comúnmente la rodilla y la espalda, debido a la participación de la articulación sacroilíaca), la inflamación de los ojos en forma de conjuntivitis o uveítis, y la uretritis en los hombres o cervicitis en las mujeres. Los pacientes también pueden presentar lesiones mucocutáneas, así como lesiones de la piel (psoriasis, balanitis circinada y queratodermia blenorrágica). La entesitis puede implicar al tendón de Aquiles, que produce dolor de talón. No todos los afectados tienen todas las manifestaciones, y la definición formal de la enfermedad es la aparición (de otro modo inexplicable) de artritis inflamatoria no infecciosa combinada con uretritis en los hombres, o cervicitis en las mujeres.

Causas y factores de riesgo

La artritis reactiva comúnmente afecta a individuos de entre 20 y 40 años de edad, es más común en hombres que en mujeres y más común en blancos que en negros. Esto es debido a la alta frecuencia del gen HLA-B27 en la población blanca. Los pacientes con VIH tienen un mayor riesgo de desarrollar artritis reactiva.

Diagnóstico y tratamiento

El objetivo del tratamiento es reducir el dolor y la inflamación, prevenir o disminuir la cantidad de daño de la articulación, y restaurar la función de las articulaciones dañadas. El tratamiento incluye: medicamentos, descanso, protección conjunta y ejercicios especiales. Las drogas más comunes son los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) como la indometacina,el diclofenac,la tolmetina,el sulindac o la fenilbutazona. En los casos severos, los antagonistas del ácido fólico como el metotrexato, pueden aliviar la inflamación de las articulaciones. Además de los medicamentos, las tablillas se pueden prescribir para limitar el movimiento, ya que esto protege las articulaciones. Se recomiendan ejercicios especiales para mantener la fuerza muscular, y aumentar el rango de movimiento. La uretritis,la prostatitis y la cervicitis, pueden desaparecer solas, o necesitar tratamiento con antibióticos como la tetraciclina. La conjuntivitis,la iritis o la uveítis, son a menudo tratadas con gotas para los ojos. Las llagas en la piel pueden tratarse con una crema de prescripción. ...



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